Presentación conferencia: “El magnicidio de Trujillo visto por Soto Jiménez en “Mal finí”

Publicado en por robertoadames

 

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Por

 Roberto José Adames

 

El magnicidio de Rafael Leónidas Trujillo, acaecido en el seno de nuestra historia marcó, al decir de muchos, el inicio concreto de nuestra democracia, sin menospreciar los hitos, que a ese glorioso 30 de mayo de 1961 le fueron predecesores, no quizás de forma material sino como intentos y gérmenes diversos del mismo esfuerzo libertador; no obstante,  es con el ajusticiamiento del dictador que se coronan los fallidos intentos que lo fermentaron y se le logra dar fisonomía a un estadio de la vida nacional capaz de edificar nuestra relativa libertad. 

Acerca de la dictadura que se instauró en nuestro país por más de treinta años se han escrito muchos libros. Se ha hablado mucho, hasta el punto de que  a veces pensamos que habría que destrujillizar el país, debido a que la muerte de Trujillo ha concitado un sinnúmero de historias, historietas y fábulas que propenden a fomentar la idea de que Trujillo le ha hecho más daño al país después de muerto que cuando férreamente nos subyugaba, y es que los dominicanos hemos desafiado el ingenio de Sören Kierkegard, cuando dijo de manera proverbial que: “El tirano muere y su reino termina. El mártir muere y su reino comienza”. Y en cierto modo, o la imperfección de nuestra democracia o la anomia de nuestro estado institucional, o el que nuestros congeneracionales ignoren las atrocidades del régimen, han martirizado a Trujillo, e incluso hay infames que claman  por el regreso de un igual.. 

Pero como esa no es la base estructural  de la conferencia que hoy estamos prestos a escuchar: “El magnicidio de Trujillo visto por Soto Jiménez en “Mal finí,” hemos de advertir que, Mal finí, lejos de ser un libro más de historia, o de conciliábulos para la ostentación de méritos inexistentes que alguien quiera “ficcionar” por razones de estirpes, clases y apellidos, constituye el primer estudio forense hecho en el país sobre los interrogatorios de los hechos de aquel día 31 de mayo de 1961, narrados por quienes a la sazón se vistieron de gloria al perpetrarlos. 

No sobra aclarar entonces, que esos hechos a los que me refiero, fueron rendidos con motivo del juicio que se hubo de celebrar en contra de los protagonistas del mismo, tal vez como intención o entelequia de los remanentes de la dictadura, y recuerdo, obviamente a Salvador Estrella Sahdalá, Antonio de la Maza, Luis Manuel Cáceres, Huáscar Tejada, Roberto Pastoriza,  Pedro Livio Cedeño y Modesto Díaz, prohombres que conjuntamente con el general Antonio Imbert Barreras, pusieron fin a esos años oprobiosos y portadores de la mas férrea y atroz dictadura de América. 

De suerte que, esta conferencia esta cimentada sobre la base de los resultados de un estudio forense que fue recogido en el libro titulado Mal fini, escrito por nuestro conferencista y originador de esta disertación. 

Les anuncio pues, que esta obra, es un arduo trabajo de investigación que fue asumido por Soto Jiménez con el carácter metodológico de la ciencia forense, o sea que es una aproximación real a la verdad científica de los hechos, en cuyo estudio el autor invirtió cerca de diez años de laboriosa investigación, razón por la cual aunque inmerso en la historia, se aleja un tanto de los métodos propios de este género para circunscribirse no a la “era”, sino única y exclusivamente a los hechos que culminaron con el magnicidio del dictador, ocurrido aquel día de mayo que hoy conmemoramos y subsecuentemente con la era.  

Resulta obvio entonces, que advirtamos, que la disertación que estamos a punto de escuchar, en consonancia con el libro de referencia, no versará sobre la dictadura o la “trujillomanía”; sino sobre el magnicidio, sus hechos y sus protagonistas, y esta delimitación conceptual y espacio temporal, en cierto modo, potencia su valor, por estar respaldada como hemos dicho en el estudio forense de los interrogatorios, desde donde nacen el relato y la reconstrucción de los hechos, con pretensión de acercarse a lo que los juristas denominamos verdad histórica o, indistintamente,  verdad material de los hechos y que otros lo definen como una descripción verosímil de los hechos históricos que le confieren un cierto grado de certeza positiva de que ocurrieron así y no de otro modo. Es un enfoque sobre el magnicidio, en el que se utilizó el método cartesiano para poder situarse a la altura de la ciencia, al poner en duda todo lo que se había dicho hasta el momento, hasta tanta se disiparan las nubes que las pasiones ciernen sobre este tipo de acontecimientos al someter el pasado al tamiz de la ciencia forense y desentrañar la certeza histórica en deslinde de las pasiones. 

Un aspecto singularísimo de este magnífico estudio de carácter científico, es el acierto  que producto de su experiencia de historiador, de hombre de letras y porque no decir de armas, tuvo el autor al descodificar el verdadero sentido de las respuestas que los interrogados, como ejecutores del magnicidio daban al fiscal, las que al decir de Soto Jiménez, no eran respuestas frías y metódicas dadas para el proceso per se, sino, que fueron dadas por los justiciados con la pretensión de sostener un diálogo futuro con la sociedad dominicana. 

Sobre este particular, en alguna ocasión ha dicho el propio Soto Jiménez, “que a los héroes del 30 de mayo no hubo que torturarlos para “sacarles” las verdades “porque lo dijeron todo pero con gran valor, dignidad e hidalguía”. 

Espero que esta noche redescubramos la difusión que aquel secreto a voces tuviera en un gran número de conspiradores en aquellos momentos, y es posible que veamos solapados intereses que permanecían ocultos,  en figuras que son parte importante de nuestra historia por cuya causa estas circunstancias permanecían silentes u ocultas bajo el manto de insinuaciones diversas. 

Como sé que algunos se preguntarán: ¿Por qué Mal finí?, a estos les adelanto, que en creole esa expresión significa guaraguao, y que dicho título nació de labios de uno de los ajusticiadores: Antonio De la Maza, quien habría dicho al depositar el cadáver de Trujillo en el baúl del carro: “éste guaraguao no se comerá más políticos”.  De ahí, que Mal finí (mal final) pasa a ser en la obra más que un sintagma nominal la relación semiótica entre una historia y el vocablo que la titula; semiótico, subrayo, puesto que el guaraguao, es un ave que mata  a la presa, la lleva a las alturas, la deja caer, y luego se la come, entonces es ahí donde se enfoca el  nombre del libro y donde reside su conexión por traslación con la conferencia que hoy vamos a tener el honor de degustar con el paladar interno de nuestra sentido patrio para el regocijo del intelecto libre. 

De suerte que puedo asegurar que la relación de la obra con su titulo es semiótica y nace de las necesidades narrativas del hecho investigado, o sea que no tiene vinculo personal alguno con el autor, al que por acaso o coincidencia este pueblo le ha apodado con afectos y orgullo: EL GUARAGUA. 

Muchas gracias.

 

 

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