USO DE LA TOGA

Publicado en por robertoadames

 

togaEscrito porRoberto Adames 

       Nunca olvidare la extrañeza, entre asombrada y zumbona que mostraron unos compañeros argentinos a los que enseñe nuestra toga y nuestro birrete. Se maravillaban de un arcaísmo y se preguntaban si no se podía hacer justicia sin tan raro ropaje. Yo en cambio, me maravillaba –aunque no se los dije- del sentido mercantil que en sus labios tomaban las cosas judiciales...Ángel Osorio -El Alma de la Toga- Clásicos del Derecho. 

 

Pese a que la Ley 821 de 1927 de Organización Judicial en su artículo 11 establece que “en las audiencias públicas los jueces, los procuradores generales, los procuradores fiscales y los abogados estarán obligados a llevar toga y birrete calado”, no a pocos les parece obsoleta o arbitraria tal disposición, yo sin embargo identificado con Osorio, le encuentro en sus dichos una justificación. 

A mi juicio, el uso de la toga es un rasgo distintivo de la condición de Abogado, es además de obligación legal en materia de vestimenta, una alegoría que tiene como principal finalidad situar al Abogado, y por consiguiente los intereses que defiende, a la misma altura que los que pueda defender el Fiscal, el Abogado del Estado o el Propio Juez o Tribunal, es una expresión del principio de igualdad expresada de manera figurada por el uso de esa antigua indumentaria: En estrados todos somos iguales ante la Ley y el uso de la toga es la imagen externa y exclusiva de esa igualdad. De ahí su mantenimiento en la totalidad de países de tradición democrática continental en contra de quienes la consideran una exigencia trasnochada.  

Para un mayor entendimiento de la alegoría, es prudente compartir entonces la pregunta de Osorio, para una mayor comprensión del uso de la toga: ¿Para qué necesita el ejército estar uniformado? ¿Acaso no se puede respetar un juramento, prestar un servicio y ejercer una labor vistiendo cada soldado como le plazca? De ser así, al suprimir el uniforme, el batallón quedaría transformado en una horda sin distinción alguna de una pandilla o banda armada; es que, así como los signos traducen por los designios de nuestro lenguaje semiótico la esencia de las cosas, la falta de ellos  podría llevar consigo un relajamiento de esa esencia, perdiéndose con su eliminación, no solo el traje, sino además la circunspección que ese traje impone y la distinción que se quiere indicar. 

De ahí que, el peso de la toga sobre los hombros nos lleva haciendo un esfuerzo de nuestra imaginería simbólica, a la contemplación de las más serias realidades y responsabilidades indiciadas por su sola presencia. La toga es ante el público, lo mismo que el uniforme militar, diferenciación; tanto por la primera como por el segundo, se distingue a sus portadores de los demás circundantes. Por eso, desde tiempos remotos, se ha considerado que en el tribunal, siempre es bueno que quien vaya a desempeñar una alta misión sea claramente diferenciado de la misma manera que lo es el soldado en un campo de batalla. Claro, dicha diferenciación no sería nada si no estuviera acompañada del respeto que por fuerza de la misma alegoría ha de ser esencial y simbiótico entre el togado y la toga. 

Conviene reconocer que la toga, como todos los atributos profesionales, tiene para el que la lleva puesta, dos significados: freno e ilusión;  y para el que la contempla diferenciación y respeto.  Es freno porque cohíbe al impedir la libertad que se pudiera creer se tiene para deshonrar la misma, al imponernos un deber deontológico; e ilusión por ser distintos los togados, frente a aquellos que reclaman justicia y han depositado en ellos sus esperanzas; por lo que viene a ser la representación material de un llamamiento al deber y a la verdad. Con la toga puesta ante un público, sirve de censor que nos recuerda la necesidad de ser más justo, más sabio y más elocuente; La toga es ante el público, diferenciación, pues por ella se distingue a sus portadores de los demás circundantes en el tribunal y siempre es bueno que quien vaya a desempeñar una alta misión sea claramente diferenciado. Pero dicha diferenciación no sería nada si no estuviera acompañada del respeto debido al que sabe llevar con dignidad el alma en la toga.

 

 

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